No hay ninguna duda de que China es un país en auge. Esta
potencia ha pasado de cero a cien en un tiempo récord, y esto ha tenido sus
consecuencias. Una de ellas ha sido el gran aumento de la población rica,
llegando a tener la segunda población rica más numerosa del mundo, solo
superada por Estados Unidos. Es justo en este punto en el que empieza a surgir
entre los más adinerados la necesidad de protección constante, de seguridad
privada. Es por ello que los guardaespaldas se han convertido en un servicio indispensable
para la clase alta de China. Sin embargo, la demanda más significativa del
sector es la de las mujeres que ofrecen este tipo de servicios: las mujeres
guardaespaldas.
Suena extraño, puesto que la mayoría estamos acostumbrados a
la imagen de un guardaespaldas de dos metros de alto con gafas de sol y traje
negro. Pero no resulta tan raro si nos centramos en lo que estos clientes
necesitan. Los grandes empresarios prefieren que su guardia personal pase
desapercibida, lo cual no es fácil de conseguir si optan por el guardaespaldas
prototipo. Aquí entran en juego estas mujeres, que pueden hacerse pasar por sus
acompañantes o secretarias sin levantar sospechas.
Con la finalidad de prepararse para el desempeño de este
trabajo, tanto mujeres como hombres deben someterse a un duro entrenamiento.
Una de las empresas de guardaespaldas más prestigiosas de China es la de Yunhai
Elite Security, que es también un centro de entrenamiento. Cada vez más chicas
se inscriben en este tipo de centros al acabar los estudios, ya que es un
trabajo bien pagado que les hace sentirse realizadas y fuertes.
Una de las cosas que más me llama la atención es que en
China es ilegal portar cualquier tipo de arma. Es por esto que los
guardaespaldas deben estar altamente instruidos en artes marciales para
defenderse a sí mismos y a sus protegidos en cualquier momento y ante cualquier
situación. En los centros de entrenamiento les enseñan cómo defenderse sin
utilizar ningún tipo de arma, y también como utilizar el arma del oponente a su
favor. Al salir de la academia son capaces de apuñalar al atacante con su
propio cuchillo, o quitarle una pistola en cuestión de segundos. Además suelen
llevar armas encubiertas, como una especie de bolígrafo que, en realidad,
puedes utilizar para apuñalar a alguien. Son completamente legales y puedes
pasar aduanas con ellos en el bolsillo.
Pero no todo es saber pelear. Los guardaespaldas deben pulir
sus modales para trabajar de cara al público, ya que estamos hablando de clases
muy altas de la sociedad China. Esta regla es mucho más importante en cuanto a
las mujeres guardaespaldas, que deben aprender a caminar con tacones y a
maquillarse correctamente como muestra de respeto al cliente.
No es de extrañar esta demanda, ya que muchas de las grandes
empresas son dirigidas por mujeres, de hecho, 3 de cada 10 millonarios en china
son mujeres. Es obvio pues, que estas prefieran ser protegidas por alguien de
su mismo sexo que pueda pasar todo el tiempo a su lado sin levantar sospechas
ni rumores. Además, las mujeres son más discretas que los hombres, y cuentan
con el factor sorpresa en el caso de un ataque.
Durante su entrenamiento y su estancia en la empresa, estos
escoltas viven en las instalaciones de Yunhai, donde continúan con su
entrenamiento diario. No es fácil seguir las rutinas de trabajo, muy duras
tanto física como mentalmente. De hecho viven de una forma muy similar a la que
lo hace el ejército chino. Los alumnos deben costearse el alojamiento y la
comida, pero la educación corre por cuenta de la empresa.
Una de las guardaespaldas de esta empresa, Li Wenjing
(entrevistada en el artículo de la bibliografía), admite que es un trabajo
duro, pero que le permite sentirse bien consigo misma y llevarse al límite.
Entró en Yunhai porque quería explotar su potencial, no quedar relegada a una
oficina. Hoy en día gana unos 40.000 yuanes (el equivalente a unos 5.700 euros
al mes), un salario diez veces mayor que el salario medio urbano en China.
Este artículo me ha parecido realmente interesante, ya que
tenía una idea diferente de las mujeres en China. Aunque aún no alcanzan la
misma tasa que los hombres en este tipo de trabajos, están abriéndose paso en
la industria y demostrando que valen lo mismo que ellos para cualquier tipo de
trabajo. El entrenamiento es realmente duro, pero da como resultado personas
como Li Wenjing, una Mulán actual capaz de apuñalarte con tu propio machete si
entras en una pelea con ella.
BIBLIOGRAFÍA
Ana María Pérez Gonzalo
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